"El Poeta Atómico" se trepó al espacio sideral
"El Poeta Atómico" se trepó al espacio sideral
Por: Redacción / Crítica Impreso -
Panamá perdió ayer a uno de sus grandes personajes: Javier Hernández, el popular "Poeta Atómico". Javier se hizo famoso desde el 10 de mayo de 1951 cuando en medio de la refriega en el segundo derrocamiento en marcha contra el entonces mandatario Arnulfo Arias, el caudillo panameñista lo nombró edecán militar con el rango de teniente coronel, teniendo apenas unos 20 años.
En ese golpe hubo muertos y heridos. "El Poeta Atómico" siempre estuvo orgulloso de su papel y cada mayo de cada año visitaba las redacciones de los periódicos para llevar una foto de sus años mozos y una leyenda sobre los sucesos de aquella época. Era hábil. Al director de turno le escribía una dedicatoria en una de sus obras: ¡para Fulano de Tal... el mejor periodista del Sistema Solar! ¿Quién no atendía los requerimientos de Javier con semejante halago?
El cónsul Olimpo Sáez destaca que "El Poeta Atómico" fue un rebelde que consumió sus deseos revolucionarios con una taza de café. Otras con bebidas alcohólicas y de vez en cuando con paseos siderales. Entre poetas y revolucionarios recorrió muchas ilusiones políticas.
La cárcel no dejó de visitarlas en su rebeldía y compartió las berlinas con otro viejo panameñista Luis Gaspar "Toti" Suárez.
Olimpo destaca que con maromas atómicas lograba imprimir varios libros de poemas. Lector ávido no había periódico que no devoraba cada mañana y su compañero no dejó de ser un libro para leer. Se van despidiendo los actores y testigos de las batallas del 58, 59, 64, 66 y 68.
Julio César Caicedo Mendieta hace algunos años escribió que siempre soñó con que "El Poeta Atómico", antes de que cumpliera sus 99 años de edad, algún día le pagaría un café en el Boulevar Balboa o un trago en el bar "El Escondite" de Pedregal. Pero al parecer no va a poder ser realidad ese sueño tan pendejo, porque en el arnulfismo alguien, desde sus soberbias demencias, dejó como una ley no escrita el desconocer a sus héroes, y además lo que significó el carisma del Dr. Arnulfo Arias Madrid.
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Los ‘ñames' jamás han favorecido a Javier, en nada... algunos, pero tan solo con el abrazo y la jerga criolla que los caracteriza, pero de allí a mejorarle su paila de guacho o subirle al sitial que se merece por lo que hizo y ha escrito con rabos de relámpagos... ¡qué va compa!
Lo decimos porque nuestra historia ‘negra' no así la idílica, reconoce al poeta de las garzas cautivas como el que el 10 de mayo de 1951 se enfrentó antes las huestes que comandaba el oficial de la Guardia Nacional ‘Timoteo', mientras cubría las espaldas del entonces presidente Arnulfo Arias Madrid, destinado a no culminar jamás ninguna de sus gestiones presidenciales.
El poeta Hernández en medio de la batalla que dejó nueve difuntos, 200 heridos y dos garzas desaparecidas, fue nombrado en esos momentos aciagos teniente coronel por el propio Arnulfo Arias y todavía más, en los instantes en que salía el presidente derrocado, lo respaldaba repitiendole:¡‘Volveremos, volveremos'!
"El Poeta Atómico" era un asiduo visitante de las cafeterías. Su recorrido arrancaba en el Mini Max, luego al mediodía caía en el Boulevard y en la tarde compartía en la cafetería del 99 de Betania. Javier era mejor catcher que Manny Sanguillén y "Calicho" Ruiz juntos.
Javier fue hasta Representante de Corregimientos de Santa Ana, por tres meses: de septiembre al 20 de diciembre de 1989. La invasión también acabó con la oportunidad política de un "Poeta Atómico".