¡La Villa se queda sin alcalde y sin cura!
La población de La Villa de Los Santos no se recupera del “shock” de la detención de su alcalde y 11 personas más supuestamente vinculadas al narcotráfico y lavado de dinero, cuando en medio de la misa de las 6:00 p.m. del miércoles, el cura del pueblo soltó otra bomba.
Pablo Hernández anunció que entregaba los hábitos, y que seguiría sirviendo a Jesús de otra manera. Una que no explicó en detalle a los boquiabiertos feligreses dentro de la recién remodelada iglesia de San Atanasio de La Villa.
La familia del ahora expadre Pablo estaba en la misa, así como el obispo Rafael Valdivieso Miranda, quien ofició la eucaristía.
A continuación, el mensaje íntegro de Pablo Hernández:
"Las cosas que hacemos y decimos son expresión de lo que hay en nuestro interior. En el mío hay mucho agradecimiento a Jesús. Muchas ganas de seguir amándolo hasta el final, pero también hay un proyecto que es diferente a lo que hasta ahora he realizado. En este último año entre ustedes he aprendido muchas cosas buenas, me he sentido acogido, aceptado y, sobre todo, hemos construido cosas hermosas, y no me refiero al templo, remozado y restaurado, sino una comunidad de fe que vive, que se reúne en torno al Jesús vivo y al Jesús en eucaristía, porque ustedes y yo nos lo merecemos.
Por 12 años he sido una persona que he buscado hacer las cosas bien, y no quiero que eso cambie. Este último año he sido trabajador, alegre, cercano, creativo, y obvio, menos quiero que eso cambie. Pero por más de 20 años he vivido un tipo de seguimiento a Jesús como sacerdote, en formación o en acción y este proyecto creo que debe cambiar.
He sido un cura bueno, pero sobre todo honesto. Las cuentas están claras en la administración. Hoy llegaron los últimos $105 mil 500 para pagar lo que debíamos, así que las cuentas están claras, no debemos nada. El templo está arreglado, hay un carro nuevo. Todo está andando. No nos sobra el dinero, padre Emilio, pero las cuentas están claras y el chocolate espeso. Pero creo que llegó el momento de hacer un cambio de dirección. Hasta ahorita, aunque hayan muchos comentarios, óiganlo, la única verdad, la única verdad es que quiero seguir a Jesús de otra manera. Ojo, atención, no lo abandono. Nunca lo podría hacer, pero sí lo seguiré de otra manera. No entre ustedes recibiendo la comunidad. Por favor, escuchen bien, óiganlo bien. Nadie es culpable. Ni ustedes como pueblo, ni una mujer, ni extranjera, ni local. Ni un hombre, ni un muchacho como se ha dicho, ni una chica, no hay nadie embarazada. No hay nada como se ha llegado a decir, hasta que preso estaba yo también. Ni el clero, por eso están mis hermanos aquí, apoyando, ni mi padre obispo que está aquí apoyando, acompañando.
No hay culpables, esta es mi decisión, libre y voluntaria, la cual no espero que compartan, pero sí que valoren mi sinceridad, y que sigan orando por mí ahora más. No les miento, no soy de las personas que salen por la puerta de atrás, por eso mi familia está por aquí, aprendí en casa que hay que dar la cara y salir por la puerta principal, así como entré hace 15 meses.
¿Saben por qué no tengo miedo? ¿Por qué no estoy mal? Yo no tengo nada que perder, porque no he matado a nadie. Recuerden, no me echo para atrás, solo cambio de dirección. Les agradezco todas las muestras de cariño recibidas y, sobre todo, su acogida.
Sé que Jesús va siempre conmigo, él va adelante, y que nunca me dejará. Ojalá ustedes puedan igualmente entenderme y no juzgarme, y quizá algún día puedan recordar este día con gratitud a Dios. Aquel día, cuando Pablo fue honesto y nos contó que prefería salir, dejar el sacerdocio, para seguir a Jesús de una manera diferente, y seguir haciendo las cosas como Jesús las pide. Dios nos concede la madurez cristiana para poder seguir caminando como Iglesia. Llega el momento en que debemos aprender a que estas cosas pueden pasar. Y no hay que escandalizarse, ni destruir, ni buscar culpables. Sigo siendo un miembro de nuestra amada Iglesia católica. Seguiré asistiendo a misa, comulgando, cantándole a Jesús, orando con fe, y ojalá me permitan seguir poniendo los dones que Dios me ha regalado, para seguir sirviendo a mis hermanos. En serio amigos. Ojalá al pasar los días, nos podamos encontrar en la calle, en la Iglesia, y compartir como hermanos en Cristo".
A pesar de la negativa del exsacerdote, en el pueblo se especula que la razón de su renuncia es el amor de una mujer que es maestra de catecismo en la iglesia de San Atanasio.
Hasta ahora no habría ninguna relación con la joven chitreana al igual que el padre Hernández, que desde hace dos años se separó de su pareja, tras dificultades irreconciliables.
Hernández era muy conocido en la región de Azuero, ya que desde joven participó en los Grupos Juveniles de la comunidad de Llano Bonito en Chitré, liderada por el padre Familiar Segundo Cano y cuando ejerció el sacerdocio, logró llevar la dirección y organización del Encuentro Juvenil que se realiza en Monagrillo.
Pablo Hernández, quien se apoda “Panapaulus”, en una entrevista de hace meses, destacó que los sacerdotes no pueden confundir conversión con vocación.
En Panamá se han dado varios casos de sacerdotes, incluso hasta con el grado de monseñor, que han dejado la sotana para conformar su hogar.