Leyes tributarias deben aplicarse a todos y no a los más pendejos
El Gobierno estudia la posibilidad de penalizar la evasión fiscal, lo cual ha generado diversas opiniones. De allí, el análisis con los siguientes hechos: primero, la evasión fiscal es un acto de corrupción; segundo, los pobres no cometen la evasión fiscal, sino los comerciantes, empresarios y ricos; tercero, en Panamá existe una industria dedicada a la evasión fiscal internacional y local.
Evadir impuesto es un acto de corrupción. ¿Acaso hay una diferencia entre el que no paga un millón de balboas en impuesto y el que se roba un millón de balboas de dineros públicos? La respuesta es que no porque al final de cuentas es un millón de balboas menos que tiene el Estado para atender las necesidades de las familias panameñas. Hace unos meses, la Contraloría publicó una noticia sobre un supuesto sobrecosto de $300 millones en 5 obras, lo cual generó muchos comentarios y una investigación por el Ministerio Público. ¡Pero cuando la Dirección General de Ingresos dijo que la evasión del ITBMS era de $500 millones AL AÑO (Crítica 28/10/15), nadie dijo nada! Si incluimos los otros impuestos, la evasión fiscal en Panamá debe andar por los $750-1,000 millones AL AÑO.
En este país, los que ganan menos de mil balboas al mes no pagan impuesto sobre la renta y a los asalariados (la clase media) les descuentan sus impuestos de su quincena. Por ende, los pobres y la clase media no evaden impuestos. Son los comerciantes, empresarios y ricos los que dejan de pagar lo que les corresponde. Por eso están montando una campaña en contra de la penalización de la evasión. ¿Es justo que el que roba una gallina vaya preso tres años, pero el que deja de pagar millones en impuestos ande muerto de risa por la calle? Otro argumento que usan en contra es que se usaría la DGI para persecución política. Todos sabemos que hoy día se usa el Ministerio Público para perseguir inventando delitos. No he escuchado a los críticos de la penalización de la evasión decir algo sobre este último punto.
Finalmente, en Panamá existe una industria dedicada a la evasión internacional y local. Solo hay que ver el escándalo Panamá Papers. Lo curioso es que la mayoría que ha salido en contra de la penalización de la evasión son abogados de las grandes firmas que se dedican a la venta de las sociedades anónimas. Son los mismos que tienen mansiones, yates y aviones y solo declaran $3,000 o menos al mes en salarios. Saben que el día que en Panamá se castigue la evasión fiscal como en la mayoría de los países, ellos y sus clientes quedarán detenidos. Es hora de que las leyes tributarias se apliquen a todos y no solo a los más pendejos.