Orieli Figueroa, una madre pastelera de Red de Oportunidades
En plena pandemia, se lanzó a la calle a vender dulces para sustentar a su familia. Una historia que relata hasta dónde llega el compromiso de una mujer por educar a sus hijos.
En los desfiles patrios de noviembre, tres de los cuatro hijos de Orieli Figueroa, beneficiaria de la Red de Oportunidades del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) desfilaron con la banda tricolor. Si existiera un salón de fama para honrar el trabajo de las madres, sin duda Orieli, tendría un puesto seguro en este círculo.
En su pequeña casa tiene un rincón con una mesa y un tablero que cuelga a una pared de zinc. En este rinconcito sus hijos estudian mientras ella los supervisa, al tiempo que prepara pasteles, dulces, galletas y postres, que venden para ganar ingresos.
Orieli años que reside en el corregimiento de Burunga, distrito de Arraiján, está convencida que el estudio es el camino para superar la pobreza, por eso le dedica todo el tiempo que sea necesario al aprendizaje de sus pequeños.
Al igual que ella, 318 mujeres de Arraiján también están en la Red de Oportunidades, mientras que en todo el país son 40,006. Todas emprendedoras.
Todas las mañanas esta madre motiva a sus pequeñas a que sean aplicados. Sus hijos le han confesado que quieren ser doctores, científicos y chef, y ella en respuesta les dice “claro que pueden”, lo único que deben hacer es estudiar.
Su dedicación le está dando resultado. Su hijo mayor, Javier Adrián Martínez, cursa el quinto grado con promedio de 4.7 y es el tercer puesto de honor de su grado.
Su segundo hijo, Alejandro Escobar Figueroa, cursa el tercer grado con un promedio de 4.5 y ocupa el octavo puesto de honor, y su hija Yorielis Aideth Escobar, que está en primer grado, tiene un promedio de 4.6 y también es la tercera estudiante con las mejores calificaciones de su grado.
Orgullosa, Orieli muestra los boletines de sus hijos que están matriculados en el Centro Básico General Bilingüe Lucas Bárcenas.
Los boletines están repletos de buenas calificaciones, sobre todo en materias como matemáticas e inglés, donde sus hijos han logrado promedios de 4.8 y 5.0, calificaciones, casi en la excelencia.
Orieli relata que ser madre es un trabajo a tiempo completo, un servicio plagado de sacrificio, responsabilidades, dedicación, pero remunerado con las sonrisas y con los abrazos, que todos los días recibe de sus hijos.
Una madre emprendedora que trabaja duro por sus hijos
En plena pandemia, cuando la economía se contrajo y las personas debieron adoptar horarios de confinamiento, Orieli salió a la calle a vender dulces de cajeta. No tenía experiencia en la respostería. Reconoce que sus primeros dulces no le salieron como esperaba, pero fue aprendiendo con tutoriales que observa en You Tube.
Fue una jugada osada, pero tenía motivos para hacerlo: era madre soltera, sus hijos estaban en la escuela y el único ingreso que recibía era la transferencia monetaria condicionada de la Red de Oportunidades del MIDES.
Con la transferencia compró los insumos y se lanzó a la calle a vender, impulsada por su perseverancia y por la certeza de que no podía fallar. Armó un cronograma de trabajo muy práctico. A través de su celular enviaba a los vecinos, amigos y conocidos la lista de los dulces y postres que tenía.
También iba a las casas más cercanas a pregonar su menú. Luego espera el horario que le correspondía de acuerdo a su número de cédula para salir a entregar los pedidos.
Fue un periodo difícil, reconoce Orieli, porque todos estaban vendiendo de todo un poco. Pero esta mujer de mediana estatura salía inspirada a la calle, motivada por sus hijos y tenía un lema: no regresar a casa hasta que lograra vender todos los dulces.
Luego de cuatro años de arduo trabajo, Orieli ha logrado ganarse la confianza de los clientes. Ahora le solicitan por WhatsApp pasteles para cumpleaños, galletas, arroz con leches y otros aperitivos que tiene en su larga lista de productos.
Geraldine Camargo, coordinadora de los Programas de Transferencias Monetarias Condicionadas del MIDES en Arraiján, explicó que la historia de Orieli de 27 años es inspiradora y sirve de ejemplo para educar sobre cómo se deben utilizar los recursos de las transferencias.
“La Red de Oportunidades tiene como objetivo apoyar a madres como Oirieli, que viven en estado de vulnerabilidad. Lo que buscamos es que ellas con las transferencias realicen emprendimientos sostenibles”, señaló Camargo.
La Red de Oportunidades, es un proyecto de alta sensibilidad social que tiene como objetivo insertar a las familias en situación de pobreza y pobreza extrema, en la dinámica del desarrollo nacional, garantizando los servicios de salud y educación.