Nacional - 15/7/18 - 12:00 AM

Rosario en mano, Croacia busca el milagro

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El técnico de Croacia Zlatko Dalic asegura que la clave de su éxito, en concreto en el fútbol, es la fe en Dios y por eso siempre lleva un rosario en el bolsillo, pues según el mismo ha confesado, le da calma en todo momento. “Cuando siento que estoy en un momento duro, me aferro a él y luego todo es más fácil”.

Croacia, país de poco más de 4 millones de habitantes, es la cuna del catolicismo en la antigua Yugoslavia, que estaba dividida por otras religiones como los musulmanes y los ortodoxos.

Zlatko Dalic, un croata de 51 años nacido en territorio actualmente bosnio, fue futbolista profesional, aunque no destacó como una figura internacional y siempre jugó en lo que fue Yugoslavia. Siendo jugador fue reclutado durante la guerra de los Balcanes para defender su ciudad, Livno, de los ataques del sanguinario general Ratko Mladic, condenado actualmente a cadena perpetua por el Tribunal de La Haya por crímenes contra la humanidad.

Tampoco como entrenador tiene una trayectoria de primer nivel, habiendo entrenado en su país, Albania y Arabia Saudí. Sin embargo, asegura que su secreto es la humildad y la constancia, que provienen de su profunda fe católica.

Una de las imágenes más llamativas ha sido verle durante los partidos del mundial agarrando con fuerza un rosario, que siempre lleva en su bolsillo. “Siempre llevo uno conmigo y cuando siento que estoy pasando por un momento difícil pongo mi mano en el bolsillo, me aferro a él y luego todo es más fácil”.

“La casa de mis padres era la más cercana al monasterio franciscano. Yo de niño era monaguillo, era feliz yendo a misa, y mi madre me enseñó y transmitió la fe. Soy creyente desde siempre, y he educado así a mis hijos. Todos los domingos intentamos ir a la eucaristía. La fe me da fuerza, siempre llevo un rosario en el bolsillo y rezo antes de jugar”, explicaba.

El 6 de octubre de 2017, Croacia empató con Finlandia y su clasificación para el mundial estaba en veremos. Había que ganar en Ucrania y jugarse, de lograrlo, una repesca. El presidente de la federación, Davod Suker, fulminó a Ante Cacic y le dio el mando de la selección al desconocido Zlatko Dalic.

El milagro se consumó. Se ganó en Kiev, se superó en la repesca a Grecia. Hoy puede llenar de gloria a su joven nación que apenas cumple 27 años y de paso disfrutar una dulce venganza: vencer a Francia, equipo que hace 20 años los eliminó en semifinales.


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