Asesinos al volante
El accidente de tránsito ocurrido en la Cabima, en Pedregal, en el que un niño perdió la vida y otras 13 personas resultaron heridas, revive el debate sobre qué hacer ante quienes insisten en conducir vehículos en estado de ebriedad, que a la postre se convierten en armas asesinas.
El Código Penal patrio contiene normas que tipifican el homicidio culposo y define como causa de agravación de la pena el consumo de bebidas alcohólicas, pero parecen ser letra muerta ante la gran cantidad de siniestros viales, que tienen como origen el consumo de alcohol o sustancias psicotrópicas.
Se hace necesario una legislación moderna, que ponga freno a la conducción temeraria, es por ello que las entidades encargadas de regular el tráfico en nuestro país, en conjunto con el Ministerio Público, deben buscar mecanismos legales para someter a la justicia a quienes insistan en conducir bajo la influencia de enervantes, ya sean legales o ilegales.
Debe haber una iniciativa legislativa para que la conducción bajo los efectos del alcohol o drogas que ocasione pérdidas humanas sea considerada homicidio doloso, ya que quien conduce debe saber que el vehículo es un arma mortal y coloca en una situación de peligro a terceros. Eso definitivamente es un dolo eventual que debe ser castigado.
¡Basta de benevolencia con estos criminales!