Callar las armas ilegales
Cada 75 segundos, alguno de los 650 millones de civiles que posee un arma de fuego ilegal dispara contra un ser humano y acaba con su vida.
Cada 75 segundos, alguno de los 650 millones de civiles que posee un arma de fuego ilegal dispara contra un ser humano y acaba con su vida. En todo el mundo, estos artefactos provocan al año 245,000 muertes y sirven, además, para aumentar el poder de quienes manejan otros negocios ilícitos.
El pasado mes octubre, la ciudad colombiana de Cartagena de Indias albergó la 82.ª Asamblea General de la Interpol, en la que quedó patente la preocupación que generan las armas que carecen de permiso y no han sido sometidas a los registros correspondientes.
Pero el mercado negro de armamento no solo deja cadáveres tras de sí, sino también dinero. Unos 2,500 millones de dólares al año van a parar a las manos de quienes trafican con la muerte.
Muchas de las pistolas que se venden a espaldas del control de las instituciones nacionales e internacionales proceden de fábricas con todos sus papeles en regla.
Se hace necesario reforzar el control sobre la producción, intervenir la distribución ilegal, investigar su tenencia y almacenamiento, y evitar que lleguen a dispararse. Poner coto a pistolas, rifles y escopetas que escapan el control legal no solo evitaría muertes y extorsión en las calles, tendría también un importante impacto en los traficantes de drogas y otros delincuentes que utilizan estas armas para mantener y aumentar su poder. Un golpe al turbio negocio de las armas ilegales, un mazazo a las redes criminales que las utilizan.