Consumismo
¿Cuántas veces reciben un dinero o están próximos a recibirlo, y ya se lo han gastado, en lo que no necesitan y en productos no apremiante? A
¿Cuántas veces reciben un dinero o están próximos a recibirlo, y ya se lo han gastado, en lo que no necesitan y en productos no apremiante? A muchos les pasa, y es porque se dejan influir por el consumismo exorbitante que nos marea con anuncios y cuñas publicitarias promoviendo un artículo que presentan como una necesidad para el bienestar y felicidad personal.
Y es que los expertos en mercadeo y publicidad cada vez utilizan estrategias de ventas que convencen hasta adquirir lo que antes era un lujo. Ante este efecto, al cual todos estamos expuesto, es imperante analizar cuan importante es lo que vamos a adquirir, y si es prudente ahorrar primero, para comprarlo en una fecha posterior, sin que la compra inmediata afecte la economía personal y familiar.
Tener el hábito del ahorro como un medio de respaldo económico para atender necesidades reales e imprevistas, es necesario. Hay quienes se olvidan de guardar dinero para una ocasión posterior, perdiendo así la gran oportunidad de hacerse de un efectivo que permita respaldar económicamente, proyectos, negocios o planes futuros; en algunos casos el dinero ahorrado sirve de garantía para préstamos sin tener que descapitalizarse.
Las personas necesitan tener identidad propia y madurez suficiente para evitar que la presión de grupo los envuelva en gastos, adquiriendo productos que son únicamente parte de la moda, que como tal es efímera. Para hacerle frente al consumismo, es importante conocer las necesidades esenciales de la persona y su familia y no imitar a otros.
En mi Panamá, el país de las oportunidades, los medios de comunicación dan cuenta de personajes conocidos de farándula y del mundo social a los que se quiere imitar, ya sea por su status, vestuario, corte de cabello y hasta tatuajes, lo que llaman: “expresión del arte”, efecto que no es aceptado por nuestro Creador y plasmado en el libro sagrado, amén de que invalida a quien lo tiene para donar sangre y salvar vidas.
Quizás algunos se identifiquen con lo expuesto. Aclaro, no soy experta en términos financieros, soy una ciudadana común, cuya situación me lleva a concluir que ante el excesivo consumismo que nunca dejará de suplirse, el individuo tendrá que retomar las riendas para no caer en tentaciones, y así salvaguardar su vida personal, profesional, moral y espiritual.