Opinión - 02/3/16 - 12:00 AM

Corazón embotado

Por: Roquel Iván Cárdenas Catequista -

La palabra de Dios nos advierte: “Cuídense de que sus corazones no se emboten por el vicio, las borracheras y las preocupaciones del mundo…” Lucas 21, 34. La primera palabra que Jesús nos pronuncia en esta frase es “cuídense”, es decir, nos advierte que hay un peligro presente y real que hay que tomar en cuenta. Así que cualquier persona sensata ante un peligro eminente toma medidas de precauciones. El siguiente paso es analizar cuál es el peligro. El Señor nos dice que hay que cuidar el “corazón”, pero en la Biblia la palabra corazón no se refiere ni al órgano que bombea sangre ni al símbolo que representa nuestros sentimientos o el amor romántico que es propio de la relación entre hombre y mujer. La Biblia nos muestra el corazón como lo más profundo del ser (Jeremías 31, 33), donde el ser humano se decide aceptar o a rechazar a Dios.

Entonces nuestra capacidad de relacionarnos con Dios puede verse afectada por un comportamiento descuidado. La palabra específica que usa esta traducción del Evangelio es “embotar” que otras versiones traducen como ofuscar, volver torpes, hacer pesados, aturdir, nublar, endurecer. En esencia tratan de transmitir que hay cosas que nos hace ineptos espiritualmente hablando para relacionarnos con Dios. Es decir, que nuestra capacidad de relacionarnos con Dios se puede atrofiar.

Y qué cosas son las que dañan esta capacidad fundamental para nuestra vida. El Evangelio nos advierte del “vicio” que es todo acto malo que hacemos de manera reiterativa. La “borrachera” que es consumir bebida alcohólicas al punto que nos afecte las facultades físicas y mentales y las “preocupaciones por la vida” que ahogan (Mateo 13, 22) en nosotros la semilla de la palabra de Dios.

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