Despenalizar la marihuana
Que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijese en una reciente entrevista que la marihuana no es más peligrosa que el alcohol o el tabaco, demuestra
Que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijese en una reciente entrevista que la marihuana no es más peligrosa que el alcohol o el tabaco, demuestra que la despenalización y la legalización de esa droga ha dejado de ser un tema tabú en las altas esferas políticas, incluso en el país en el que hace cuatro décadas se inició la llamada “guerra contra las drogas”.
Entre 1982 y el 2010, Estados Unidos gastó un billón de dólares (un millón de millones) en la guerra contra las drogas, según un estudio de Associated Press.
Sin embargo, entre 1998 y 2008, el uso de opiáceos en todo el mundo se incrementó en 34.5%, el de cocaína en 27% y el cannabis en un 8.5%, según la Comisión Global de Políticas de Drogas.
La guerra contra el narcotráfico no ha disminuido el consumo, y además ha creado un lucrativo mercado negro que alimenta a poderosas y sanguinarias organizaciones criminales, contribuye a la corrupción de funcionarios, a la putrefacción de instituciones y, lo que es más trágico, a unos niveles de violencia sin precedentes en muchos países de América Latina.
Ámsterdam ha dejado de ser una gota de agua en el desierto. Los estados de Colorado y Washington legalizaron por completo la marihuana en 2012. Otros 21 estados de Estados Unidos y el distrito de Columbia la han despenalizado o autorizado su venta con fines médicos.
Y lo que hasta hace poco parecía imposible, que un país legalizara la marihuana, se hizo realidad en diciembre pasado en Uruguay, donde el Gobierno se encargará de controlar la producción, distribución y venta. Una fórmula que se va a seguir con atención en todos los países del mundo, y especialmente en América Latina.