Infiernillo político
B ueno, bueno, la contratación de conocidas figuras del deporte a objeto de endosar a candidato presidencial en bajo rendimiento en las encuestas a fin de buscar
B ueno, bueno, la contratación de conocidas figuras del deporte a objeto de endosar a candidato presidencial en bajo rendimiento en las encuestas a fin de buscar incrementar su frágil popularidad, ha abierto el tema de la denominada comercialización de la política que un chuzco politiquillo sentenció con el dicho “el que no da, no va”.
Por cierto que la desideogilización y el clientelismo político como la falta de claro liderazgo y escasa popularidad de los candidatos obliga a partidos y aspirantes a cargos de elección a enfrentar el bajo apoyo popular con la publicidad.
De paso, como no hay medios propios de los partidos, se valen de los tradicionales (principalmente la televisión) con un rosario de ofertas y testimoniales de figuras populares en distintos campos buscando reforzar las posibilidades.
Tampoco cuenta con fondos propios (no hay cuotas que paguen los adherentes) por cuanto debe confiar en donaciones de grupos económicos (clientelismo de dinero por influencia) y de los propios medios de comunicación (con posibilidad de pago o promesa).
Las elecciones se convierten asi en un mercado competitivo por llegar al poder.
Como no hay una real organización partidista (que motive, eduque y lleve a las urnas por simpatías y adhesión) tampoco existe una educación política que refuerce el compromiso del elector con el candidato o el partido.
Solo hay dinero o prebendas.
Surgen así los técnicos o asesores (gestores profesionales que cobran bien por vender al candidato o al partido) ya sean locales o foráneos quienes se convierten de hecho en fichas importantes del proceso de comercialización electoral.
De allí que la publicidad pagada o los actos políticos (mitines, reuniones) se incrementan cuando se están realizando encuestas para vender así un seguro triunfo, y sumar a los no comprometidos.
Finalmente, hay un examen (tanto dentro del partido, del grupo promotor del candidato, de los donantes) por conocer el “rendimiento del dinero invertido”, o sea cuánto cuesta cada voto y que realmente sea asegura).
En el concepto económico del “ROI” o “retorno de la inversión”.
Si el mercadeo puede vender comida chatarra, también puede hacerlo con políticos chatarra.
El alemán Klaus Von Beyme, profesor emérito de ciencias políticas de la Universidad de Heidelberg escribió: los políticos se convierten en empresarios por la comercialización de la política.
Bueno, eso es todo por hoy, pero tranquilos que el próximo jueves habrá más.