La comida no se tira
Cerca de un tercio de los alimentos producidos cada año para el consumo humano acaba en el cubo de la basura. Se desperdician 1.300 millones de
Cerca de un tercio de los alimentos producidos cada año para el consumo humano acaba en el cubo de la basura. Se desperdician 1.300 millones de toneladas mientras 1.000 millones de personas pasan hambre cada día. Es la paradoja de la sociedad del despilfarro.
Se trata de un modelo de crecimiento que obliga a consumir cada día más y más rápido. Junto con los malos hábitos de consumo generalizados y la superproducción, esto provoca que derrochemos toneladas de productos y se tenga que prestar ayuda alimentaria a los países empobrecidos. A las consecuencias morales se suma el desaprovechamiento de recursos y el perjuicio que causa al medioambiente.
Los desperdicios por el despilfarro alimentario se reparten entre instituciones públicas, hogares, y cadenas de producción y distribución. Los consumidores nos dejamos llevar por las ofertas y adquirimos el doble de productos sin necesitarlos, lo que unido al límite de consumo impuesto por la fecha de caducidad provoca que tiremos cada año decenas de kilos de alimentos. En hospitales y colegios públicos el desecho de comida en perfecto estado es producto de malas previsiones a la hora de prepararla.
El desperdicio se produce también en otros sectores como la pesca. La FAO calcula que en torno al 30% de las capturas se devuelven muertas al mar.
Educar al consumidor y que el Estado se involucre son medidas fundamentales.