Opinión - 19/5/11 - 06:51 PM

La percepción en la toma de decisiones

Por: Nathali Reyes -

La toma de decisiones comprende una serie de pasos y el proceso comienza con la creación de metas y continúa con la identificación de los problemas y cursos de acción alternativos. No termina hasta que se toma efectivamente la decisión o se realice la elección ni hasta que no se hayan experimentado las ansiedades posteriores a la decisión. La toma de decisiones, sin embargo, es una función de gestión importante en todos los puntos del proceso de administración y liderazgo.

La percepción del individuo para la toma de decisiones y solución de problemas, tal como está enunciado, parte del supuesto de que hay algo que decidir o resolver. Es necesario que se tomen en consideración la forma en la que se articula y observan las situaciones, cual es el sentido que le damos y cómo cuestionamos cada situación. Es necesario distinguir la forma en la que formulamos los problemas y cómo formulamos las posibles decisiones por tomar, porque sobre la base y la manera en la que se formule el problema se encaminará nuestra forma de actuar para la solución.

La organización, el funcionamiento y la gestión de las empresas van a depender de la capacidad de solucionar problemas, de la capacidad de decisión y de la calidad de las decisiones tomadas. La toma de decisiones resulta ser, así, una tarea difícil, en la que puede constatarse con más claridad la inseguridad y debilidad de la persona o de los directivos en una empresa.

Las razones o motivos de esta dificultad pueden ser tres: La toma de decisiones lleva consigo la posibilidad de equivocarse; está muy unida en todas las organizaciones humanas al principio de autoridad. Las decisiones que se tomen, pueden y deben afectar a personas, equipos de trabajo o estructuras de organización; y por último, la toma de decisiones lleva consigo muchas veces consecuencias en personas y equipos de trabajo que, al sentirse afectados, dan lugar a conflictos.

Para finalizar, es importante agregar que involucrar a otras personas en una decisión hace posible ver de frente el problema y asegurarse de que las opciones de solución serán más exhaustivas y más congruentes con los hechos.


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