Opinión - 21/7/15 - 12:00 AM

Permisible

Por: Yadira Roquebert Periodista -

La semana pasada me refería a la autoridad de los padres cuando relataba como mi papá, un hombre honesto, trabajador, con carácter y que no creía en cuentos ni historias, educó a mis hermanos y a mí, apoyado en reglas y valores adquiridos en el hogar.La expresión de papá cuando nos decía: “Van para ese colegio porque es el que queda cerca de casa”, aunada a la advertencia de: "Ay que los vea tirando piedras", eran suficiente para saber que en casa existían reglas y que había que cumplirlas. Igual sucedía cuando nos decía: "A las cinco de la tarde cuando regreso a casa, todos deben haber terminado sus tareas y haber estudiado, salvo que estén en exámenes. Y lo que uno no entiende el mayor se lo explica". Y que decir cuando queríamos ir a una fiesta, ese permiso se tenía que ganar, con buenas calificaciones, disciplina y ayudando con los quehaceres del hogar. Actualmente observamos cómo se pierde la autoridad de los padres de familia sobre los hijos. Éstos ponen condiciones a sus padres, no piden permiso sino que informan que van a una fiesta; a la hora que nosotros regresábamos a casa, los muchachos de hoy van saliendo a sus festejos, y los padres permiten esta situación, pareciera que se cansaron de luchar por sus hijos; o será que los hijos los amenazan y temen hablarles con autoridad. Mientras vivan los hijos, los padres tienen el deber de cumplir su rol; por ningún motivo deben permitir que su prole haga o deshaga. Es una tarea difícil, pero hay que cumplirla, no se puede claudicar y dejar a los hijos a su suerte. Pese a que no existe un manual que enseñe a ser padre, hay que ser perseverantes, se darán ensayos y errores, pero el amor a la familia está por encima de todo. Recordemos que es mejor castigarlo cuando es niño que llorar junto a él cuando sea hombre. En mi niñez y adolescencia la autoridad del padre, madre o un adulto se respetaba, y los castigos eran ejemplares y nadie se murió; sin embargo hoy vemos padres demasiado permisibles, y ante esta actitud, mi Panamá, el país de las oportunidades, una nación que es ejemplo de desarrollo, no podrá evitar tener la juventud que se está formando.

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