Senafront
Nuevamente un caso de negligencia por parte de unidades del orden público pone sobre la balanza la necesidad urgente de que todo el aparato de seguridad se sienten a evaluar a su personal. Sencillamente, estas irregularidades ya están ocurriendo con demasiada frecuencia.
Tres unidades del Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT) se vieron involucradas en un incidente en el que dispararon contra un auto particular donde viajaban tres personas, de las cuales una madre y su hijo salieron heridos. Afortunadamente no recibieron impactos de bala, pero sí sufrieron cortaduras con vidrios rotos causados por los disparos.
Más grave aún -y esto fue confirmado por el Director del SENAFRONT, Frank Ábrego- las unidades intentaron persuadir a las víctimas de hacer un “arreglo” para evitar tener que enfrentar a la justicia.
En un mes y medio, unidades de la Policía Nacional, la Dirección de Investigación Judicial (DIJ) y ahora el SENAFRONT se han visto involucrados en situaciones parecidas, en las que los procedimientos han sido pasados por alto, en una actitud de “disparar primero y preguntar después”.
No podemos estar en un círculo vicioso de cometer irregularidades y que luego los directores de los distintos estamentos de seguridad separen a las unidades y pidan disculpas por ellas. El aparato de seguridad del Estado ha crecido exponencialmente en cuanto a personal y presupuesto, y resulta imperioso hacer una evaluación profunda de las unidades, mandos medios y altos.