Vendedores ambulantes
¿Qué vamos a comer hoy? Esa es la pregunta que muchas personas, sorteando los tranques frecuentes, se hacen cuando regresan a casa. Es allí, cuando ven aparecer de entre los vehículos que transitan por las avenidas y en los semáforos de mi Panamá, el país de las oportunidades, a los vendedores ambulantes, cargando entre sus manos, bolsas de alimentos a bajo costo.
Se trata de un trabajo informal que se está constituyendo en una alternativa ante el incremento de la canasta básica.
Personas que ofrecen bolsas de vegetales y frutas por la suma de un dólar. Los paquetes que preparan, en envases transparentes, permiten apreciar la calidad y cantidad del producto, que por lo general se constituye en una mejor oferta en comparación con lo que se adquiere con la misma cantidad de dinero en un supermercado o en tiendas.
Pensar en qué vamos a comer cuando lleguemos a casa, se puede ver solucionado a través de estos vendedores ambulantes que bien te ofrecen una bolsa con plátanos maduros, verdes, papas, zanahorias, lechugas, tomates pequeños o grandes para ensaladas, en fin, alimentos saludables, a los que solo se les agrega el pollo, carne o tuna, etc., y completa la comida.
El alto costo de la vida que se registra a nivel mundial lleva a los productores y comerciantes a utilizar estrategias de venta que les permitan vender sus productos. Datos estadísticos señalan que a nivel nacional han incrementado su valor unos 27 productos de la canasta básica, ubicándola en 313 dólares frente a un salario básico que no estira para cubrir el pago de vivienda, recreación, costos escolares, agua, luz, teléfono, vestuario, medicina, etc.
En esta ocasión, hago referencia a los vendedores ambulantes con el fin de lograr el respaldo a su gestión, una labor que desarrollan calladamente, ofreciendo una respuesta a la población, mediante este empleo informal.
Es oportuno que las autoridades les brinden un área techada donde puedan organizar y empacar los productos, además, de cubrirse de las inclemencias del tiempo y un vestuario que los identifique, a la vez que promueven los productos nacionales de la campiña.
Vender en semáforos y avenidas nos daba pena, es una iniciativa de los cubanos que hoy aplican los panameños y que se está incrementando. Es un negocio productivo, informal, no paga impuestos, pero lleva respuesta a la población. Vale la pena apoyarlos. ¿Qué opina usted?