Nacional - 26/12/24 - 12:00 AM

Fernando Manfredo: panameño ejemplar

Por: Por Franklin Bósquez D’Giovanni / Presidente fundador del Colegio Nacional de Periodistas. -

El pasado 16 de diciembre se cumplió un periodo de nueve años con relación al deceso de Fernando Manfredo, Jr., uno de los panameños —a mi juicio— que más luchó no solo por un nuevo acuerdo del Canal que creara justicia para Panamá, sino por el fiel cumplimiento, por parte de los Estados Unidos de América, de la letra y el espíritu de los Tratados Torrijos-Carter, el Tratado del Canal de Panamá y el Tratado Concerniente a la Neutralidad Permanente del Canal y al Funcionamiento del Canal de Panamá.

La lucha por los tratados fue la suma del esfuerzo patriótico de las generaciones que se sucedieron desde 1903, y que alcanzó su momento de gloria en la gesta heroica del 9 y 10 de enero de 1964. Pero, como diría muchas veces el propio Manfredo, los tratados culminaron con éxito un ejemplar periodo de lucha, pero abrieron una nueva etapa de pugna por la materialización del gran objetivo del Tratado del Canal: la recuperación y explotación por Panamá de su principal activo estratégico: su posición geográfica.

Con una maestría en administración de empresas, Manfredo profundizó estudios sobre el impacto que generaría para el país el aprovechamiento de su posición geográfica. Sus raíces apedianas [miembro de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresas, Apede] y rotarias le inspiraron a impulsar sus ideas, junto a otros patriotas, a través de las conferencias anuales de ejecutivos de empresas (CADE) y los eventos del Club Rotario.

Tras su exitoso rol como ministro de Comercio e Industrias durante la “Guerra del Banano”, en la que lideró la lucha de los países exportadores de la fruta por mejores términos de su explotación, Manfredo fue designado subadministrador de la Comisión del Canal de Panamá (CCP), en cumplimiento del Tratado del Canal de 1977. Superados los obstáculos iniciales en el cargo, Manfredo dedicó enormes esfuerzos, que incluyó hasta arriesgar su propia seguridad personal, para impulsar el cumplimiento del Tratado.

En la agencia se ocupó de fomentar la participación de panameños “en todos los niveles de empleo”, como lo estipulaba el pacto canalero, y en velar porque la CCP dedicara buena parte de sus recursos a la capacitación de panameños y al mantenimiento del Canal, su cauce e instalaciones en óptimas condiciones. Recordemos que, antes de los tratados, los panameños en el Canal estaban limitados a desempeñar cargos de poca monta y responsabilidad. A nivel nacional, Manfredo se ocupó de crear conciencia de que el éxito del Canal en manos panameñas descansaba primordialmente en que se blindase a la entidad panameña de la enferma politiquería criolla

La correcta ejecución del Tratado planteaba tres escenarios de lucha: 1) La oposición interna de los zonians a los cambios administrativos y en los reglamentos, para abrir espacio a los panameños en los niveles ejecutivos y operativos del Canal (prácticos, capitanes de remolcador y demás personal técnico); 2) el reducto opositor al tratado que aún quedaba en Washington; y 3) rechazar las ocasionales presiones políticas.

Manfredo estaba convencido, y así lo expresó en múltiples foros en los que participó, de que los panameños podrían manejar el Canal igual o mejor que lo hacía EE.UU., como efectivamente lo han reconocido los clientes y usuarios y los propios estadounidenses.

En la lucha durante la primera fase de la transición, su estrategia apeló a tres opciones: primero, agotaba esfuerzos ante el administrador D.P. McAuliffe y el staff para impulsar los cambios y las rectificaciones necesarias; si fallaba esa opción, apelaba al apoyo de los miembros panameños de la junta directiva. Y si esta opción erraba, requería al apoyo de los medios locales e internacionales. Para ello, como buen estratega que era, Manfredo creó una red periodistas confiables, tanto a nivel local como internacional, para divulgar los problemas y generar el apoyo necesario para superarlos. A lo interno, integró un equipo de panameños con potencial, que le apoyaron en el esfuerzo de “panameñizar” la fuerza laboral canalera.

Un episodio poco conocido ocurrió cuando se produjo la invasión (1989); el administrador McAuliffe decidió regresar irritado a EE.UU. porque ni la CIA ni el Comando Militar Conjunto le avisaron de la operación bélica para que tomase las providencias necesarias de seguridad, pues había un buque con explosivos que esperaba para transitar por la vía acuática. En ese momento crítico, Manfredo asumió el cargo de administrador encargado, puesto que ocupó hasta que el gobierno de Endara designó a Gilberto Guardia Fábrega como administrador en propiedad.

Al concluir Manfredo su gestión en el Canal, los panameños ocupaban puestos claves en la agencia binacional. Sus sucesores Guardia Fábrega y Alberto Alemán Zubieta completarían la “panameñización” de la fuerza laboral; y ejecutarían un ambicioso programa de modernización y mejoras que permitirían su entrega al soberano en óptimas condiciones de operación, tal cual estipulaba el Tratado del Canal de 1977.


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