Opinión - 18/10/17 - 01:45 PM
El jugador número 12
La educación es responsabilidad de toda la sociedad y tiene carácter permanente e integrador.
Este país es un verdadero circo. Han convertido en heroína a la Sra que se tiró a la cancha para atrasar el juego. Hasta le dieron boletos para estadios rusos. Um comentarista deportivo dijo que "eso estaba bien por las cosas que nos habían hecho en otros juegos. Que los moralistas no criticaran, lo importante es que estábamos en el mundial". Con una mala lectura de Maquiavelo racionalizan la ilegalidad del acto con "el fin justifica los medios", echando por la ventana todo lo que la sociedad, la escuela y la familia quiere inculcar a los niños y jóvenes sobre el respeto a las leyes e instituciones. Estoy seguro que la buen señora actuó por un impulso prerreflexivo cargado de adrenalina, pero eso no quiere decir que está bien; igual puede hacerlo una persona acosada por el hambre cuando arrebata una cartera o un asaltante pistola en mano cuando asalta una joyería. No necesariamente el fin justifica los medios, eso es simple racionalización para encubrir la responsabilidad moral del acto.
La responsabilidad de autocrítica y de supervisión concedida a los medios de comunicación, en especial a las televisoras, ha desaparecido bajo el peso de los "ratings" y la publicidad, contribuyendo a que entren a nuestros hogares los mensajes y programas mas degradantes, vulgares y distorsionadores de la personalidad en la historia
del país. Una permanente campaña de antivalores y deformación se instala en nuestras casas enfermando niños, jóvenes y adultos. La promoción, sin ponderación ni crítica, de lo ocurrido en el Rommel Fernández, no es más que un botón del papel que tienen los medios en el proceso de desmoronamiento moral y la acelerada caída en la disolución social de los panameños.
La educación es responsabilidad de toda la sociedad y tiene carácter permanente e integrador. Poco puede hacer la familia, la escuela o la iglesia frente a la poderosa emisión de imágenes y la capacidad de penetración de los medios de comunicación.
Cuando en los cursos de Educación Cívica de nuestras escuelas se hace especial énfasis en la enseñanza de "Las virtudes democŕaticas" y entre ellas al llamado "Espíritu Deportivo", que no es más que motivar en los jóvenes la tolerancia, la conciliación y el respeto a las normas y reglas de la actividad y de la sociedad. Mal puede un educador reiterar una y otra vez esos principios, cuando ese joven en su casa contempla extasiado la premiación por la violación de ese principio.
Después de la invasión del país los políticos y sus partidos prometieron la recostrucción del país y el imperio de la paz y la vida democŕatica, han pasado 27 años y cuatro millones de panameños contemplamos estupefactos cómo la
incompetencia, la corrupción, la negligencia y el oportunismo sembraron banderas en esta tierra de crédulos y despreocupados.