Lluvia y tranque
Cero y van dos. Con mayo llegaron las lluvias. El 7 entró de lleno la temporada lluviosa a Panamá. El aguacero sorprendió a muchos, mientras que 70 casas resultaron afectadas.
El primer golpe fue duro, sin embargo, la noche del viernes la historia se volvió a repetir. El torrencial aguacero que cayó sobre la capital convirtió a la ciudad en un caos vehicular, provocó inundaciones, viviendas se vieron afectadas y hasta el partido de fútbol debió suspenderse.
Agua y tranque no van de la mano, mucho menos hacen pareja, porque desde Río Abajo, San Miguelito y Juan Díaz el mover de los autos se mantuvo estático, ni para atrás ni para adelante.
Tampoco hacen buena química el agua, un tranque y basura, porque al final lo único que va ocurrir son inundaciones, enfado y gasto de gasolina.
De las inundaciones surgen muchos culpables. Unos responsabilizan a ciudadanos inescrupulosos que arrojan basura a los ríos y quebradas, otros a las propias autoridades; y en algunos casos a los proyectos de construcciones cercanos donde surgen los problemas.
La realidad es solo una: las autoridades no están preparadas para enfrentar desastres naturales. Con una sola lluvia, de poco más de dos horas, nos íbamos ahogar. No pensemos en lo que podría pasar si ocurre un gran sismo. ¿Hay un plan? ¿Lo conocen los panameños? ¿Quién lo dirigirá? Solo hay que rezar para que no pase lo de siempre, cuando nadie sabe qué hacer ni cómo hacerlo, pero de seguro sí buscarán culpables cuando ya no hay nada que hacer.