Brazo robótico solidario contra tumores encefálicos

El brazo robótico ayudará a los neurocirujanos a recoger tejido tumoral de manera más cuidadosa, para realizar sus exámenes de forma precisa y detectar así tanto el cáncer, como su avance y posibilidades.
Brazo robótico adquirido por el Centro Princesa Máxima de Utrecht, especializado en oncología pediátrica, para recoger tejido tumoral del cerebro de forma segura en pacientes oncológicos. EFE

Brazo robótico adquirido por el Centro Princesa Máxima de Utrecht, especializado en oncología pediátrica, para recoger tejido tumoral del cerebro de forma segura en pacientes oncológicos. EFE

Por: La Haya / EFE -

El niño Tijn, fallecido por un cáncer encefálico en 2017, pasó a ser “el héroe del pintauñas” al movilizar a Países Bajos para pintarse las uñas en solidaridad con los enfermos de cáncer terminal. De la recaudación, un centro de oncología invierte ahora 1,2 millones de euros en un brazo robótico para recolectar tejido del cerebro de forma segura.

El brazo robótico es hoy una inversión de la solidaridad de millones de holandeses y ayudará a los neurocirujanos del Centro Princesa Máxima de Utrecht, especializado en oncología pediátrica, a recoger tejido tumoral de manera más cuidadosa, para realizar sus exámenes de forma precisa y detectar así tanto el cáncer, como su avance y posibilidades.

Durante las navidades de hace cuatro años, políticos, deportistas, actores y ciudadanos de a pie cedieron sus manos al pequeño Tijn de Hapert, que falleció en 2017, no sin antes dejar huella en toda la sociedad por haber pintado las uñas a colas de gente, entre ellos conocidos neerlandeses como el DJ Tiesto, el ultraderechista Geert Wilders, el líder de la izquierda verde Jesse Klaver y el luchador de Kickboxing Rico Verhoeven, entre otros famosos.

Tijn, que pasó a la historia de Países Bajos como el “héroe del esmalte de uñas”, quiso llamar la atención sobre el cáncer terminal de cerebro que padecía, el Glioma Pontino Intrínseco Difuso (GPID), un tipo de cáncer infantil agresivo que afecta al tronco encefálico, la parte que controla la respiración, la comunicación con el cerebro, los latidos del corazón o los nervios de la parte superior del cuerpo.

“El tronco cerebral controla muchas funciones vitales diferentes, incluida la frecuencia cardíaca, la respiración, la conciencia y los diversos nervios craneales. Estos tumores crecen de manera difusa en el tejido del tronco encefálico normal y funcional, por lo que es imposible extirparlos mediante cirugía. Tampoco es posible que los medicamentos entren al cerebro directamente desde el torrente sanguíneo”, lamenta el Centro Princesa Máxima.

UN TUMOR SIN CURA

Esta forma de cáncer en el tronco encefálico, que le robó la vida a Tijn una semana antes de que celebrara su séptimo cumpleaños, afecta en Países Bajos a una media de 10 de los 150 niños que cada año contraen un tumor cerebral y, al no haber aún cura, la mayoría de los pequeños con este cáncer mueren dentro de un año después del diagnóstico.

Su campaña, que excedió con creces sus expectativas y copó portadas de diarios nacionales, logró recaudar 2,5 millones de euros de los 1,2 que tenía como objetivo para financiar el brazo robótico que pueda usarse en procedimientos neuroquirúrgicos y para tomar biopsias de tumores cerebrales profundos en niños, y así poder adelantarse a los daños mortales que produjo el GPID en Tijn.

“A largo plazo, la medicación también se puede administrar directamente en estos tumores profundos con este sistema robótico, que con suerte podría conducir a un tratamiento más eficaz y con menos efectos secundarios”, dijo el hospital, al anunciar la compra esta semana de un robot que creen que permitirá tratar mejor y con más eficacia a los niños que sufren el cáncer.

Se espera que este aparato entre en funcionamiento a principios de año.

EL QUIRÓFANO DEL FUTURO

En un comunicado, los padres del pequeño, Jolanda y Gerrit Kolsteren, subrayan que Tijn “quería ayudar a los demás y la compra del brazo robótico asegura que seguirá haciendolo, indirectamente” y mostraron su esperanza de que este aparato “contribuya a un tratamiento para el cáncer de tronco encefálico para que sea posible una cura en el futuro”.

“La pérdida de nuestro hijo es insoportablemente grande y esperamos que otros se salven de este sufrimiento”, subrayan, aplaudiendo “los desarrollos y posibilidades que fueron posibles gracias a la campaña de esmaltes de uñas” que promovió su pequeño antes de morir.

El centro médico que acogerá este brazo robótico está terminando la construcción de un nuevo edificio que acogerá lo que llaman “el quirófano del futuro”, y subraya que la tardanza en ponerlo en marcha se debe a una “investigación exhaustiva” sobre el sistema robótico más adecuado, compatible con su neuronavegación controlada por resonancia magnética.

El oncólogo pediátrico Dannis van Vuurden consideró que este brazo robótico “ofrece la esperanza de que realmente se pueda marcar una diferencia en los niños con cáncer de tronco encefálico y otros tumores cerebrales”, lo que supone “una nueva perspectiva de investigación para desarrollar nuevos tipos de tratamiento”, añade el director clínico del centro, Eelco Hoving.

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