El coronavirus y yo

Es indudable que no estábamos preparados para algo de esta magnitud, no solo desde el punto de vista científico, sino emocional y social; sin embargo, la necesidad saca siempre lo mejor de nosotros.
El coronavirus y yo

El coronavirus y yo

Por: Por: Daniel Shamah -

Interesante ver cómo algo microscópico ha detenido la fuerza humana, que hasta hace solo unos días creíamos imparable.
Es indudable que no estábamos preparados para algo de esta magnitud, no solo desde el punto de vista científico, sino emocional y social; sin embargo, la necesidad saca siempre lo mejor de nosotros.

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Profeso, orgullosamente, la religión judía, creyente en un ser divino que controla el universo y te da la potestad de tomar decisiones. El libre albedrío. Irónico como pueda sonar, la humanidad, olvidó el valor del humanismo; de ayudarnos los unos a los otros, de estar unidos. Hoy D-S a través de su grandeza, nos lo recuerda, quizás de manera brusca y sorpresiva. Pero, ¿será que trató de avisarnos antes de otras maneras, más sutiles y no escuchamos? ¿Será que esta es la única forma de llamar nuestra atención?
Son preguntas a las cuales, por lo menos yo, no tengo respuestas. De lo que sí estoy seguro es que, si logramos ver esto desde un punto de vista positivo, encontraremos que el coronavirus puede ser un aliado de la humanidad: nos recordó qué es estar en familia, ser solidarios, estar unidos, y qué significa ser un humano.
La sociedad global de hoy sufre de inmediatez, es superficial, el éxito se mide por la popularidad y la riqueza. El orgullo se gana a través del éxito empresarial y de la capacidad de vestir las mejores prendas y manejar los carros más lujosos. El coronavirus nos está enseñando lo realmente importante. Que de nada sirve todo eso si no puedes manejar ese auto o mostrar las prendas finas que tienes. Ahora el popular está siendo el que más soluciones aporta, el más solidario, el que más ayuda. Volvimos a lo básico: al placer de una conversación, a la atención personal de nuestros hijos, y a apreciar las cosas que, quizá no cuestan nada, pero son las que más valen.
Soy panameño y ciudadano del mundo; atendamos esta invitación divina a entender la razón de esta microscópica, pero gran lección. Compartir, respetar, cuidar, ver las cosas del lado positivo, y descansar de lo superficial. Y a mi criterio, lo más importante, escuchar a nuestros hermanos, escuchar a la naturaleza y escuchar a D-S.
Estamos demostrando que, trabajando en equipo, podemos enfrentar cualquier dificultad, por grave que sea. Pero, cuando venzamos esta situación y las cosas regresen a la normalidad, no olvidemos todo lo que hemos aprendido. Que miles de personas no mueran en vano. Tomemos medidas correctivas para que un futuro mejor sea posible. Estoy seguro esta es la verdadera finalidad de esta enfermedad.

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