Viva - 12/6/15 - 11:45 PM

La historia del hombre que “arruma” en el metro

Según un informe reciente, todas y cada una de las mujeres que utilizan el transporte público [metro] han sufrido algún tipo de acoso sexual.

Por: Tomado de Vice.com -

Según un informe reciente, todas y cada una de las mujeres que utilizan el transporte público parisino [metro] han sufrido algún tipo de acoso sexual. Pese a que el documento define con bastante detalle qué actos merecen la calificación de acoso, curiosamente no se menciona a los tipos que se dedican a frotarse contra las viajeras, los “frotteurs”. Estas personas obtienen placer sexual al restregar sus partes genitales contra desconocidos incautos en espacios públicos concurridos. A principios de mayo se armó un gran revuelo cuando un periódico aseguraba que la práctica era tan común en Francia que todas las personas a las que habían preguntado sabían qué era un “frotteur”. Después de pasar unos diez minutos curioseando historias queda meridianamente claro por qué en países como Japón y México instauraron los vagones solo para mujeres en algunos de sus trenes, iniciativa que grupos políticos de otros países están luchando por adoptar. Movidos todavía más por la curiosidad, se hizo contacto con un “frotteur”. Se negó a dar su verdadero nombre. Es ingeniero informático, de 38 años, y forma parte de una comunidad de “frotteurs” que, según afirma, lleve más de 20 años activa. He aquí una pequeña entrevista con él... 1. Así que fantaseas con mujeres viajando en tren. ¿Cómo es eso? “Pues básicamente se resume en que desde hace tiempo me excita enormemente la proximidad con la gente en el transporte público. La verdad es que me llevo muchas críticas por ello en los foros. Me llaman 'pervertido', 'enfermo' o 'perturbado', sobre todo. Pero me gustaría aclarar algo: no soy ningún agresor sexual, jamás le he hecho un comentario lascivo a una chica ni he tocado sus pechos ni nada por el estilo. No soy lo que llaman un depredador”1. 2. ¿Cómo empezó esa fantasía? “Viví en un pueblo pequeño hasta los 19 años, así que cuando me mudé a París y descubrí el metro, me pareció muy interesante. Para mí era exótico: las caras, el pelo, las piernas, las tiras de los sujetadores... Para muchos, coger el transporte para ir a trabajar es una obligación más, pero a mí me encanta la proximidad física, esa humedad y el poder ver los cuerpos de las mujeres tan cerca, como si tuviera un zoom o algo así. Todo empezó con una mujer con la que coincidí en el metro -a la que ahora llamará una Milf-; llevaba un traje con falda y aquel día el vagón estaba tan lleno que la empujaron y acabó con sus pechos presionados contra mi cuerpo. Entonces yo era solo un chaval y aquello me impactó mucho. Desde aquel día, en primavera procuro pasar la mayor parte del tiempo en el metro. En invierno no es tan agradable porque hay mucha gripe y la gente lleva chaquetas gruesas. No puedes pegarte tanto a las chicas. Cuando veo a una chica guapa, intento sentarme a su lado. Luego me arrimo a ella ligeramente y empiezo a imaginarme varias situaciones”. 3. ¿Eres consciente de que los hombres como tú son un verdadero fastidio para algunas mujeres? “Las cosas no son siempre blancas o negras. A algunas chicas les parecerá molesto porque no se sienten especialmente atractivas a cierta hora del día, al salir del trabajo, etc. Seguramente las 'pilla por sorpresa'. Pero a otras, de hecho, les gusta llamar la atención. No es que me frote contra ellas como un perro; voy poco a poco e intento establecer una cercanía física que puede –o no- acabar en algo más. Cuando estaba soltero, varias chicas me sonrieron en el metro. A veces se les veía interés. Otras veces te lanzan una mirada furiosa. Estoy seguro de que la mayoría ni se da cuenta de que me estoy arrimando a ellos porque, como te he dicho, soy un frotteur muy 'caballeroso'”. 4. ¿Tu pareja conoce esa afición tuya? “No, en absoluto. No creo que lo entendiera. Después de todo el revuelo mediático sobre el tema, la he oído criticarlo indignada con las amigas. Participo mucho en los foros de internet y hablo con muchas mujeres que tienen las mismas fantasías. Muchos hombres son infieles a sus parejas, pero yo he encontrado una forma de ser fiel sin renunciar a esa parte de mi sexualidad”. 5. ¿Sabes que lo que haces es una forma de acoso sexual? “Como he dicho, hay una diferencia. Nunca he insultado a una mujer, ni he enseñado el pene ni he intentado meter mano a nadie. Condeno rotundamente esas cosas. Que yo sepa, el contacto físico en el transporte público no se considera un delito, incluso aunque a veces acabe con una erección involuntaria. Mira en las discoteca: no es nada raro frotarte contra un desconocido mientras bailas, ¿no? Nadie considera a los hombres que hacen eso unos pervertidos. ¿Por qué tiene que ser diferente en un tren? Es una fantasía, como quien se imagina una situación con el médico en la consulta. Salvo por el hecho de que en las fantasías nadie toca a nadie... Siempre me he comportado correctamente. Echa un vistazo a internet y verás que no soy el único al que le interesan estas cosas. Hay muchos vídeos guarros que empiezan con dos desconocidos hablando en el tren. Se ha convertido en un tópico y nadie ha dicho nunca nada, ni ha pedido que lo censuren ni ha tenido que pedir disculpas por haber cometido una agresión sexual... Encontrarás páginas y más páginas de vídeos que empiezan con sexo en el metro”.

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