30 años de la decapitación de Hugo Spadafora

Al cumplirse hoy 30 años del secuestro y asesinato del médico guerrillero y exviceministro panameño Hugo Spadafora a manos de las extintas Fuerzas de Defensa de Panamá, poco se recuerda el crimen que marcó el principio del fin de la dictadura que sojuzgó el país de 1968 a 1989. En solitario, La Prensa describió al médico como "un hombre idealista, luchador por las causas sociales, rebelde, lúcido defensor de la democracia", cuyo cadáver decapitado y con huellas de horribles torturas fue encontrado un día como hoy en 1985 en una quebrada costarricense a pocos metros de la frontera con Panamá. "Su muerte conmovió los cimientos de la sociedad panameña y desenmascaró el rostro de la narcodictadura militar que gobernaba el país", en manos del exgeneral y hoy reo Manuel Antonio Noriega, cuyo brazo político era el Partido Revolucionario Democrático (PRD), recuerda. Asesinado a sus 45 años, a Spadafora no lo salvó el haber sido viceministro de Salud del exdictador panameño Omar Torrijos, muerto en 1981 en un accidente de aviación no esclarecido, pues días antes de su martirio denunció a Noriega públicamente como narcotraficante. Cuatro años después de su muerte y la destitución de gobernantes "títeres" por Noriega, como se les tildaba en la época, una invasión estadounidense a Panamá terminaría con la dictadura panameña y Guillermo Endara asumiría como presidente del país (1989-1994), lo que permitió iniciar un proceso judicial para esclarecer el crimen. En diciembre de 1993 la Sala Penal de la Corte Suprema abrió un proceso contra Noriega y otras nueve personas, y en 1994 el Tribunal Superior del Tercer Distrito Judicial condenó a 20 años de cárcel a Noriega y a los militares Francisco Eliécer González y Julio César Miranda. Estos dos últimos están libres desde 2010. El resto fue absuelto por un jurado de conciencia. Noriega, tras regresar de una prisión en París en 2011, luego de pagar prisión desde 1990 a 2010 en EE.UU. por narcotráfico, está en la cárcel de Renacer de Panamá condenado a 60 años por varios delitos, incluido el de Sapadafora, pero no ha revelado, ni los otros vinculados al crimen, que se hizo con la cabeza del exguerrillero que combatió a Anastasio Somoza en Nicaragua. Pero el silencio sobre el caso de Spadafora, que marcó el principio del fin de la dictadura militar, parece extenderse a la historia pues el catedrático y periodista René Hernández, que fuera portavoz de Endara, lamentó recientemente que el 99 % de sus estudiantes en tres facultades ignoran este acontecimiento. "¿Cómo puedo interpretar este olvido, cuando ese día ocurrió uno de los crímenes más horrorosos de la historia panameña?" reseñó Hernández en un mensaje, en el que describe la trama en aquella época de los militares para manipular el asesinato. Recuerda que en 2010 tuvo dificultades para organizar en la Universidad de Panamá una jornada de análisis sobre el impacto de ese crimen y que este año le ocurrió peor. "El semestre pasado propuse a los estudiantes de la jornada matutina que armáramos una jornada similar para recordar los 30 años del vía crucis de Hugo Spadafora. No sé si esto llegó a oídos de quienes administran la facultad, lo cierto es que este semestre fui removido de las horas de clases en la mañana", añade. Agrega que "me dieron la responsabilidad de dictar clases en la noche y, además de Comunicación Social, en las facultades de Arquitectura y Economía. Me entristece observar, lo que para mí, es una clara intención de los administrativos, que son los mismos de 2010, de que no se recuerden estos acontecimientos". "Siempre se ha dicho que las actuales autoridades de Comunicación Social, son en su mayoría afines al partido político que fundaron los militares y mientras menos se recuerde hechos como la detención, tortura y decapitación de Spadafora, pienso, será mejor, para ellos", reflexiona. Hernández pidió en otro mensaje a los panameños que hoy y mañana se vistan de negro para recordar el sacrificio de Spadafora "para que los verdugos vivientes sepan que nunca olvidaremos lo que le hicieron a un cristiano cuyo único pecado fue el luchar por sus ideales".