Nacional - 26/12/24 - 12:00 AM

Discurso de Carter sobre el Canal cobra actualidad ante lo dicho por Trump

Por: -

Jimmy Carter, el 14 de diciembre de 1999, en la ceremonia anticipada de la transferencia anticipada del Canal Interoceánico a Panamá, pronunció un discurso que hoy más que nunca cobra actualidad.

“Esto es suyo”. Con esas tres palabras, Carter entregó a la mandataria Mireya Moscoso la nota protocolar que oficializó la transferencia del Canal.

“Tengo el honor de representar a los Estados Unidos de América y encabezar una distinguida delegación enviada aquí en representación de nuestro pueblo y nuestro gobierno. Esta es, de hecho, una ocasión histórica, tal vez una de las más importantes que haya ocurrido en este hemisferio. No solamente es importante comprender lo que ha ocurrido en el pasado, comprender las circunstancias presentes en las que acabamos de entregar oficialmente el Canal a Panamá, sino también para establecer fundaciones para el futuro.

Considero que es apropiado felicitar a algunos de los héroes del pasado. Nuestro propio presidente Theodore Roosevelt, tuvo la visión de lanzar esta empresa gigantesca. George Goethals, un gran ingeniero que pudo ver cómo realizar algo sin precedentes en su campo y que tuvo la visión de diseñar un sistema de control para el Canal de Panamá que ahora no nos causa ninguna preocupación debido al problema del año 2000 que se viene dentro de pocos días.

Miles de personas murieron en estos trabajos de construcción, representando 97 países del mundo. La mayor parte de ellos, por supuesto, eran de Panamá y del Caribe.

El tratado concluido en 1903, desde el comienzo, sufrió controversias; el texto del tratado antes de ser firmado nunca había sido visto por los ciudadanos de Panamá. Había frases redactadas en Estados Unidos, diseñadas para que fueran claras, pero que nunca fueron totalmente comprendidas. Una frase era “control” de la Zona del Canal de Panamá, “como si” Estados Unidos tuviera derechos soberanos.

Esto no le daba soberanía a Estados Unidos, aunque muchos de mis compatriotas lo interpretaran así. Fue una fuente de gran orgullo en mi país desde que yo era un niño hasta que me convertí en presidente de Estados Unidos y lo sigue siendo por lo que se logró aquí; pero nosotros no comprendimos con suficiente claridad el sentimiento de muchos panameños de que el arreglo implicaba un elemento de colonialismo y subyugación, y no una representación equitativa de líderes de dos países soberanos.

Esto determinó la necesidad de que los presidentes ulteriores encararan esta controversia. Bajo el presidente Eisenhower, en el distante 1953, hubo una discusión acerca de la soberanía y el izado de la bandera norteamericana en ciertos lugares de lo que se conocía como Zona del Canal. Y en 1964, cuando Lyndon B. Johnson era presidente, hubo una violenta confrontación por el izado de las banderas. Veinticuatro personas murieron. Panamá rompió relaciones diplomáticas con Estados Unidos y muchos otros países de América Latina amenazaron hacer lo mismo. El presidente Johnson les dijo muy sabiamente a los panameños “vamos a comenzar a negociar un nuevo tratado, responsable y justo”. Falló en el intento, y la tarea y obligación fue heredada por Richard Nixon y después por Gerald Ford, y cuando yo llegué a la presidencia en 1977, habíamos perdido el delicado equilibrio y el sentido del respeto mutuo y la cooperación que eran importantes para la seguridad y la operación apropiada del Canal de Panamá.

Me acerqué a distinguidos norteamericanos, de los cuales están hoy aquí Sol Linowitz, como Ellsworth Bunker, y en el lado panameño estaban los embajadores Royo y Rómulo Escobar, y trabajé muy de cerca con Omar Torrijos. En mi país y también en Panamá había demagogos que hacían declaraciones falsas, exagerando los problemas, pronosticando catástrofes, para molestar y perturbar a la gente en mi país. Todavía quedan algunos de esos, desafortunadamente, en mi país que están difundiendo versiones impropias, falsas e incorrectas sobre la seguridad del Canal y de cuán bien está siendo operado. Nosotros salimos en busca de una falange bipartidaria de apoyo para un nuevo y justo tratado mutuamente manejado, que pudiera unir a nuestros países. Tuve buen apoyo del lado del Partido Demócrata.

Y buen apoyo bipartidario: Richard Nixon me ayudó, Henry Kissinger, Gerald Ford, Howard Baker me apoyaron; líderes republicanos en el Senado me ayudaron. David Rockefeller me ayudó, y quizás el mejor apoyo que tuve fue de una figura política del lado conservador, John Wayne. Finalmente, el asunto se sometió a voto en el Senado. Finalmente, tuvimos una votación: 52 demócratas votaron a favor del tratado, el 82% del total; 16 republicanos votaron por el tratado, 42% del total, mostrando, me parece, uno de los mejores ejemplos de valentía política que se haya visto en la historia de mi país. Este no fue un tratado popular.

Por ejemplo, de 20 de los senadores que votaron por el tratado y que tenían que buscar su reelección ese próximo noviembre, apenas siete de esos veinte regresaron el enero siguiente para servir en el Senado. Después de que esto fuera ratificado por el Senado, tomé un vuelo a Panamá. Había cientos de miles de personas presentes en la ceremonia de intercambio de documentos. Tuve entonces una reunión privada con Omar Torrijos porque yo estaba preocupado acerca de otras cosas en este país. Hablamos del mejoramiento de los derechos humanos, del retorno de aquellos exiliados políticos, incluyendo a un candidato presidencial en tres o cuatro ocasiones, Arias”.

“Hablamos de la necesidad de la libertad de prensa en Panamá y de la organización de elecciones a cargo de organismos políticos independientes. Omar Torrijos estuvo de acuerdo conmigo en que estas cosas había que hacerlas. Hace 20 años, después de ello, la Zona del Canal de Panamá fue abolida. Ya no hubo una línea divisoria entre las dos partes de Panamá, que en realidad siempre fue una sola parte. Hoy estamos reunidos, como ustedes han atestiguado, con un espíritu de respeto mutuo; reconociendo, sin duda alguna, la soberanía total de Panamá sobre esta región. Con el Canal operando excelentemente. Con su organización en manos de quienes han mejorado la calidad de las operaciones en días recientes. Con una verdadera democracia en Panamá, con una elección honesta y luego con otra, libremente aceptadas por aquellos que fueron derrotados y bien cumplida por aquellos que ganaron.

Panamá ya ha hecho cosas interesantes. Estados Unidos tenía aquí algo parecido a un socialismo de Estado, en donde el Gobierno lo manejaba todo. Panamá ha decidido tomar una ruta diferente, muy interesante. Establecer la libre empresa para que los empresarios privados puedan venir al área de la zona, que era la zona, donde podrán trabajar sobre una base competitiva.

Tratado de Neutralidad

“Hay un segundo tratado (de neutralidad) que entrará en vigencia al comenzar el nuevo milenio, el próximo siglo. Le concede a Estados Unidos el derecho y la obligación de defender el Canal de cualquier amenaza externa. Pero siempre se ha entendido que esto solo se haría en conjunto y cooperación, a solicitud de Panamá, si el caso llegara a ocurrir. Nuestros barcos también tienen derecho de pasar al principio de la línea en caso de una amenaza a la seguridad de mi país.

Déjenme concluir diciendo que Panamá no solo ha heredado el Canal, sino también algunos desafíos. Siempre hay amenazas a la seguridad en algún grado. Considero que ahora es mucho menor a la que hubo en el pasado. Siempre está la amenaza de tráfico de drogas; presente cuando nosotros teníamos el control. Hay una preocupación seria por el medioambiente.

Queremos ser parte del desarrollo económico del Canal y ver a Panamá convertirse, en efecto, en el Singapur de este hemisferio, en liderazgo, en experimentación, en comercio, en educación, en turismo. Debemos honrar el pasado; he tratado de hacerlo en esta mañana, nosotros debemos comprometernos, por parte de Estados Unidos a ser un socio pleno y armonioso, un socio igualitario, al responder cualquier solicitud que venga de Panamá para hacer la operación del Canal aún mejor en el próximo milenio”.

“Al general Omar Torrijos lo llegué a admirar muchísimo. Recuerdo muy bien el día en que se llevó a cabo la ceremonia de la firma del tratado a instancias de la OEA. Fue un momento muy emotivo para él. Nos habíamos reunido en un pequeño cuarto. Había 17 o 18 jefes de gobierno de todo el hemisferio. Y mientras nos preparábamos para salir a la tarima para firmar el tratado, rompió en llanto. Abrazando a su esposa, lloró por unos minutos. Luego, como buen militar, se recompuso y salimos juntos. Aprendí a apreciarlo”.


EDICIÓN IMPRESA

Portada Diario Crítica