El tema de la modernización del transporte es uno de los frentes más sensitivos para el Gobierno del presidente Ricardo Martinelli. Todas las miradas están fijas en la construcción del Metro de Panamá, el primer sistema de trenes urbanos capitalino, la obra clave de la nueva administración.
Pero junto a este proyecto, está la reorganización de las rutas de autobuses en la ciudad de Panamá y el reemplazo de todos los "diablos rojos", que suman unos 1,500 vehículos.
Para nadie es un secreto que esto es un jugoso negociado que tienta hasta el más sano de los políticos. Por desgracia, ya se nota en el horizonte que el Gobierno de Martinelli cometerá el mismo error que otras administraciones.
El pasado lunes 7 de septiembre, se informó de la aparición de un anteproyecto de ley en la Asamblea Legislativa para la "creación del Ministerio de Infraestructura y Transporte Terrestre, el cual consiste en incorporar la Autoridad del Tránsito (ATTT) dentro del Ministerio de Obras Públicas (MOP).
El anteproyecto, luego de publicaciones previas en los medios, "desapareció misteriosamente de la Asamblea". Otro dato destaca que el anteproyecto de ley colocaba a la actual Directora General de la ATTT, Sandra Escorcia, como viceministra de Transporte Terrestre.
�Qué hay detrás de esto? En 1999, la ATTT fue creada como entidad autónoma del Estado, administraba en aquel entonces un presupuesto de B/3 millones. Hoy, cuando se propone incorporar ésta al MOP, maneja un presupuesto de cerca de B/30 millones de ingresos de los contribuyentes (cupos, trámites, pago de boletas, servicios).
Si el MOP controla a la ATTT, todo el negociado de las boletas y los trámites pasaría al ministerio en cuestión. También está el tema de la modernización del transporte, puesto que al estar dentro la ATTT, la licitación de las rutas de autobuses, el manejo de la futura tarjeta única para pasajes y el mismo proyecto del metro lo manejará el Ministro de Obras Públicas, allegado del presidente de la República.
Pero lo peor está en lo siguiente: La fusión de las entidades hará desaparecer la Junta Directiva de la ATTT, compuesta por representantes de los usuarios y los transportistas. Se acabaría con una ventana para la representación ciudadana en materia del transporte en general.
Finalmente, hay que preguntarse cuál es la estrecha relación entre un alto funcionario del Gobierno con los dirigentes transportistas de Panamá Oeste, en la definición del proyecto de modernización del transporte. �Será acaso por los proyectos urbanísticos en el sector oeste? �O será acaso que buscan beneficiar a una empresa determinada para adquirir la futura flota de autobuses en la capital, que son más de 2,000 vehículos?
Lo que empieza mal, termina mal. Ojalá el presidente Martinelli se vea en el espejo de otros Gobiernos y que no cometa el error de manejar el tema de transporte, sin consultar al pueblo que lo eligió.
